Érase una vez unas tortugas que se llamaban Dragó y Amapola.
Un día su dueña trajo a una tortuga que se llamaba Kaira, pero ya se habían conocido en el verano.
Kaira era de su colegio y su profe le dejó llevársela. Así se pudieron volver a ver. Florián y Cecilia que eran hermanos se tenían que llevar a Kaira el lunes y las tortugas al oírlo se pusieron a jugar y hablar. Estuvieron muy contentas.
Fin