Había una vez dos bebés gemelos que se llamaban Rodrigo y Ángela. Un día que Rodrigo gateaba, se encontró una pelotita en el suelo y se puso a jugar con su hermanita. Entonces la pelota rodó tanto que los dos querían cogerla. Sin querer se chocaron, pero en vez de llorar se reían y siguieron jugando mucho rato.
FIN
