Había una vez una princesa que se llamaba Diamantina que vivía en un castillo mediano en el campo.
Una mañana, Diamantina se fue a visitar un enorme laberinto. Entró por la puerta y en algunos pasillos había cuevas. La primera cueva era de hielo, la segunda cueva tenía murciélagos, de papel y de verdad, y la tercera cueva tenía mariposas de todo tipo de colores.
Después de tanto caminar llegó al centro del laberinto y había muchas flores en el césped del suelo. También había un cofre con un huevo de chocolate dentro. Diamantina se llevó el huevo de chocolate a su castillo, se lo comió y se fue a dormir en la cama. Y tuvo dulces sueños.
Fin