Érase una vez un gato que vivía con su dueña que se llamaba Sofía.
Compró un ratón de juguete y cuando el gato vio al ratón se escondió debajo de la cama de Sofía y Sofía le dijo que era de juguete pero el gato no la creía y estaba debajo de la mesa temblando desde las orejas hasta el rabo.