Érase una vez una pandilla de niños y niñas. Un día era Halloween y tocaban a todas las casas para hacer "truco o trato", menos a una que estaba deshabitada. Dos niños decidieron tocar porque no les daba miedo.
La puerta se abrió pero no había nadie, solo se veían arañas patas flacas que andaban por allí. Decidieron entrar despacito.
Salió un pequeño fantasma y les dio un susto, se fueron corriendo asustados.
Detrás salieron otros vecinos más mayores para quitarles el miedo y decirles que todo había sido una
broma de Halloween.